30/05/2020
«Eduardo tenía la infrecuente convergencia de muchos atributos que lo convirtieron en un académico muy completo. Una gran sensibilidad artística que permitía visualizar poéticamente rincones de Valparaíso que pocos ven.Esto a través de la fotografía que dominaba a la perfección. Este mismo talento le permitió avanzar sin pausa en el arte de extraer los misterios de la vida celular a partir de fotografías obtenidas a través de la microscopía óptica y electrónica.
Eduardo fue fundamental en el desarrollo de la microscopía en nuestra Facultad en todas sus expresiones técnicas y científicas, llegando ser junto a Oliver Schmachtenberg gestores de un laboratorio de microscopía, sino único, al menos, probablemente uno de los más completos de latinoamérica.
Siguió paso a paso toda la evolución de la microscopía, desde imágenes en blanco y negro bidimensionales, hasta sorprendentes imágenes a pleno color mostrando la magnificencia de la vida y en tres dimensiones.
Su sencillez y devoción por el trabajo bien hecho, probablemente le hicieron olvidarse de sí mismo. Cosa que todos lamentamos. Deja un espacio muy grande como amigo, científico y persona en general.»